sábado, 21 de enero de 2017

LOS PROFES DE LA E.G.B.




 Se van.
Recogen sus cosas de la clase en una cartera,apagan la luz y se van.
Llegaron en los ochenta. Con sus gafas de pasta,su barba, sus pantalones de pana, sus faldas demasiado largas o demasiado cortas.
Llegaron a centenares, llenando colegios hechos a toda prisa a los que pusieron nombre de poetas o de viejos pedagogos proscritos.
Sabían poco o muy poco pero llegaron con una inmensa sed de aprender a enseñar.
Pintaron los muros grises de las escuelas con dibujos infantiles.
Querían cambiar el mundo con papel continuo,unos pinceles y unos botes de témpera.
Aprendieron en las escuela de verano a bailar, a tocar el pandero,a hacer pasta de papel o a conocer el nombre de los árboles y de los pájaros.
Se contagiaban unos a otros su ignorancia y la urgencia de cambiar una España aún demasiado sucia, demasiado triste.
Se quitaron el don para tutearse con la gente. Ahora los maestros eran solo Jesús, Joaquín,Paloma, Javier ,Nieves,Isidoro o Fernando.
Llenaron las bibliotecas de libros y de algún lector. La literatura infantil y juvenil se puso de moda y empezó a ser algo más que Julio Verne o  Salgari.
Aquellos profes volvieron a sacar a los chicos al campo, a ver las montañas, los ríos, más allá de los Atlas.
También a las calles de los barrios rescatando los carnavales, con ropas viejas y cabezudos de cartón.
Con sus propios errores y con los ajenos fueron perdiendo  por el camino sus utopías. No todas.Quizá la mayoría.
Soportaron el capricho y la estupidez de los políticos y legisladores.Protestaron a veces. Poco, no lo suficiente. No les escucharon nunca.
De progres e ilustrados pasaron a ser analfabetos digitales. Pero todo se aprende si se quiere. Mal, pero se aprende.
Y -como dice la canción- el tiempo pasa y nos vamos haciendo viejos. Menos para los alumnos. Ellos los siguen viendo como siempre, aunque tenga la misma edad que sus abuelos.
Cada año en el colegio se jubila uno o dos y deja la escuela en esos días azules, con ese sol de la infancia.
Sus primeros alumnos tienen ya cuarenta años o casi. Son los famosos millennials .Algunos son parados o médicos, enfermeros, abogadas, taxistas incluso algún profesor. Son el resultado de años de trabajo sin ver nunca el fin ni el principio.
No todo fue inútil. Los hay generosos, con talento y un punto de rebeldía.Viven en España y algunos-demasiados- también en el extranjero.
Puede que paseen más por internet que por la calle.Tal vez alguno dejó colgado los estudios y el futuro y se mire las manos vacías. Eso, amigo, no se aprende en la escuela, por desgracia.
Pero sobrevivieron a la EGB, al viaje de fin de curso a Mallorca, a los amores y desamores, a la desilusión y ahora a la crisis económica.
La mayoría rechazan la idea de que nada cambiará. Lo aprendieron coloreando con plastidecor y rotuladores Carioca ,oyendo las viejas canciones que hablaban de que los piratas pueden ser honrados y los príncipes, malos.Que a los lobitos buenos les maltraban los corderos, y por eso, ellos no quieren ser ni corderos ni borregos.
Se van los profes de la EGB con el pelo gris o sin pelo. Pero se van contentos. Hicieron lo que pudieron. Más o menos. Así que se sienten pagados cuando les reconoce por la calle la sonrisa tímida de una exalumna o  reciben el abrazo de un muchachote con entradas que quizá se llame Sergio ¿o era Iván?
Entonces , nuestro corazón se alegra. Luego  recogemos nuestras cosas y decimos, diremos adiós.
Felipe Gutiérrez. Profesor de EGB.

11 comentarios:

Helen dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Helen dijo...

Profesores de la EGB que empezaron a hacer de mi la maestra que soy hoy, gracias en gran medida a su ejemplo. En deuda siempre con mis maestros. Mus admirados maestros.

RAMON BONILLA SOLIS dijo...

Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar... Muchas cosas has dejado por el camino y lo bonito es que alguien retome la antorcha que dejamos y siga el sueño de hacer niños y niñas más cultos y cultas...más libres. Seguro que habrá un soñador que te releve, tal vez, como tú, con guitarra al hombro. La vida sigue más alla del aula. Un abrazo.

Paco Gómez dijo...

Algunos ya nos hemos ido, pero seguimos hechando de menos todas estas situaciones. Después de toda una vida te queda el recuerdo de ciertas situaciones. Algunos seguimos deslumbrados, como en los primeros años de enseñanza, con las nuevas tecnologías, que nos dan la posibilidad de dejar reflexiones o el mejor de los casos, como en esos primeros años de docencia,plasmar como si fuera un cuaderno de clase, las pequeñas triquiñuelas de esta nueva forma de comunicación y divulgación de nuestra clase dirigidas a unos alumnos imaginarios que ni siquiera conocemos.

Nieves dijo...

Me has retratado!! De quien hablas soy yo!! Yo hice esos cursos de telares artesanales, de danzas del mundo, del método Kodali...qué nunca use en el aula, pero que no se me despintan, aunque no sea capaz de recordar el que hice hace dos meses. Qué ilusiones, qué amigos, qué solidaridad, qué atractivos los maestros con barba y bolsa de bandolera...y lo mejor...llegamos a la última etapa de esta historia y aún nos quedan ganas de aprender...YouTube, páginas web, Twitter...Bravo por la quinta de los 80. Bravo por ti y por haber escrito esta filipina tan encantadora.
Nieves Oromendia

Felipe dijo...

Gracias,profes ,creo que nos podemos retirar con los deberes hechos.

Unknown dijo...

Gracias maestros y maestras que nos abríais los ojos a otros lugares, más allá del bloque de ladrillo y del patio de arena.
En especial a Milagros Montoya, mi maestra del alma.

anasarama dijo...

Te entiendo perfectamente. Yo también soy de aquella época, de aquellas escuelas de verano de Acción Educativa que nos abrían los ojos a otras experiencias que no nos habían enseñado en Magisterio.
Y aunque es verdad que como decía Silvio Rodríguez, el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos, a mí, que solo me quedan un puñadito de años para jubilarme, me parece que aun tengo mucho que ofrecer y que aprender y me apena pensar que me perderé todo lo nuevo que está por llegar.

Patricio dijo...

Todavía no me hago a la idea de que hayas jubilado Felipe. Realmente, absorbiste ese espíritu ochentero reberde y transformador. Del poco tiempo que pasé en Rivas, disfruté de excursiones al campo, al campo de verdad, donde disfrutabas del disfrute de los niños. "Antes les daba la paliza con el tipo de plantas, y vegetación... Ahora dejo que disfruten del campo corriendo y jugando". Tus clases eran prácticas, y se usaban las manos y la imaginación para crear. Salíais al jardín de en frente a patear y observar. Permitiste a ts alumnos aprender directamente de la escuela de la vida.

A Felipe: poeta, músico, científico, amante y vividor.

Paco Gómez dijo...

Puñetero corrector echabdo

Paco Gómez dijo...

Echando